En las bodas de Caná, Virgen María, aquellos recién casados necesitaron de tu ayuda, para remediar su problema.
No era el momento para que tu Hijo Jesús se manifestara a los hombres, pero lo hizo por tus ruegos.
Él empezó su ministerio, ante la súplica humilde que le hiciste, oh Virgen María, y desde entonces, hasta la consumación de los tiempos, Jesús responderá a tu súplica, porque siempre pides lo que es justo y bueno, para nosotros, tus hijos.
Madre mía, hoy como siempre necesito tu ayuda. Tengo necesidad de esta gracia y solo Tú me puedes ayudar
Madre, acudo a Ti para que intercedas ante tu Hijo Jesús por mí.
Pídele en nombre mío, y que Él decida, según su infinita sabiduría, qué es lo más conveniente para mi vida.
Que el paso de mi caminar, y el caminar de los míos, no se detenga, María, hasta que se consuma en Jesús nuestro Señor.
Madre, te suplico que nos ayudes a acercanos al Señor, cuando no entendamos lo que nos ocurre. Que Él sea nuestro sustento.
¡Qué así sea..!
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