A los 95 años de edad, don Jorge se casó con Ana, de 25 años.
Debido a que su marido es tan viejo, Ana decide que después de su boda, ella y don Jorge deben tener dormitorios separados.
Luego de las festividades de la boda, Ana se prepara para la cama y de pronto se escuchan golpes en la puerta y al abrir, está don Jorge, con sus 95 años, listo para la acción. Concluido el acto, don Jorge le da un beso de buenas noches y vuelve a su dormitorio.
Después de algunos minutos, Ana oye otros golpes en la puerta del dormitorio y es don Jorge, listo para la segunda vuelta. Sorprendida, Ana acepta, y al final, don Jorge le da un cariñoso beso de buenas noches y se va.
Más tarde, don Jorge está otra vez tocando la puerta, y tan fresco como un muchacho de 25 años, listo una vez más.
Y así sucede dos veces más. Don Jorge regresa con Ana y después de la acción, le da un beso de buenas noches a su esposa y regresa a su cuarto.
Después de una hora, regresa don Jorge por sexta vez, y como si nada. Termina y le da un beso de buenas noches a Ana. Pero en esta ocasión, Ana lo detiene y le pide que se no se vaya.
Está sorprendida y le dice a don Jorge: Me impresiona que a tu edad puedas repetir esto tantas veces Jorge. En verdad eres un gran amante. He estado con hombres con un tercio de tu edad y son totalmente incapaces de seguirte el paso.
Don Jorge, voltea desconcertado, y le pregunta a Ana: ¿Cómo, ya había venido antes?.
MORALEJA: El Alzheimer a veces tiene sus ventajas. Jajajajajajá.
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