Un soldado ruso, en Moscú, corrió hacia una monja.
Sin aliento, le preguntó: Por favor, ¿puedo esconderme debajo de tu falda? Te lo explicaré más tarde. La monja estuvo de acuerdo.
Un momento después, dos policías militares corrieron y preguntaron: Hermana, ¿ha visto a un soldado? La monja respondió: Se fue por ese camino.
Después de que la policía militar salió corriendo, el soldado salió de debajo de su falda y dijo: No puedo agradecerle lo suficiente, hermana. Verás, no quiero ir a Ucrania. La monja dijo: Entiendo completamente.
El soldado agregó: Espero no ser grosero, pero tienes un gran par de piernas.
La monja respondió: Si hubieras mirado un poco más arriba, también habrías visto un gran par de bolas. ¡Yo tampoco quiero ir a Ucrania..!.
Jajajajajajajajajajajá