Nunca te quejes de nadie ni de nada.
Más bien acepta la dificultad de edificarte a ti mismo y el valor de empezar corrigiéndote.
Y esto es, porque el triunfo del verdadero ser humano, surge de las cenizas de su propio error.
Así que recuerda que tu felicidad solo depende de una persona... Y esa persona eres tú.
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