Un joven conducía junto con su padre. Se toparon con una tormenta, y el joven le preguntó a su padre: ¿qué debo hacer? Su Padre le dijo: "Sigue conduciendo".
Los coches empezaron a orillarse hacia afuera de la carretera, la tormenta estaba empeorando.
¿Qué debo hacer?, preguntó el joven de nuevo. ¡Sigue conduciendo!, respondió su Padre.
A unos cuantos metros más adelante, se dio cuenta de que un trailer también se estaba orillando.
Él le dijo a su papá: ¡Debo detenerme, apenas puedo ver adelante. Es terrible, y todo el mundo se está orillando! Su Padre le dijo: ¡No te rindas, sigue conduciendo!
Ahora la tormenta era terrible, pero él nunca dejó de conducir, y pronto pudo ver un claro más adelante. Después de un par de kilómetros volvió a estar en una zona tranquila y calmada, y el sol presuroso saliendo.
Su padre le dijo: ¡Ahora puedes parar y salir! El hijo le dijo: ¿Pero por qué ahora?
Y le dijo el padre: Cuando salgas, mira atrás a todas las personas que se rindieron y todavía están en la tormenta. Porque tú nunca te rendiste, tu tormenta ha terminado.
Amigos míos, este es un testimonio para cualquiera que esté pasando por "tiempos difíciles".
Y sólo porque todos los demás, incluso los más fuertes, se rinden, tú no tienes por qué hacerlo. Si sigues adelante, pronto tu tormenta terminará y el sol brillará sobre tu rostro otra vez.
Esta historia me gustó Espero que te haya gustado también. Siéntanse libre de pasarlo a algunas personas que tú decidas y diles así: "NUNCA TE RINDAS”.
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