Por eso, yo me valoro, yo me amo, para poder valorar y poder amar a los demás, pues nadie puede dar lo que no tiene. Así:
Yo soy un ser importante.
Yo soy un ser de Luz.
Cada día y en cualquier lugar, yo estoy y me siento mejor, mejor y mejor.
Yo poseo gran autoestima.
Yo soy intrépido.
Yo soy implacable.
Yo soy moral.
Yo soy humilde.
A mi magnifica mente aprecio.
Mis fabulosos regalos han regresado.
Yo soy mi mente más profunda.
Mi conciencia se expande.
Mi mente es ilimitada.
Hay vida en cada célula de mi cuerpo.
Hay vida en cada latido de mi corazón.
Mi organismo es maravilloso en todo su funcionamiento.
Mi salud es completa. Mi salud es perfecta.
Yo soy un ser espiritual, mental, emocional y físico.
Yo soy vida, mi creatividad fluye libremente a la superficie, mis talentos fluyen libremente.
Yo creo en mí.
Me amo incondicionalmente y amo a los demás.
Yo veo a DIOS en toda la gente y en todas las cosas.
Aquí y ahora tengo derecho a lo mejor de la vida. Vibro en sintonía con la felicidad, la salud, la abundancia, la armonía, la fe, la devoción, las cosas más bellas y la paz.
Yo, en el nombre de la Luz, me perdono mis errores, me amo, me gusto y me acepto tal como soy.
Yo soy amor. Yo soy luz. Yo soy las riquezas y el amor de DIOS en acción, manifestándose en mi vida y en mi mundo.
Así es. Hecho está, con alegría y gratitud, en perfecta paz, bajo la gracia perfecta para mi bien y el de toda la humanidad. Amén.
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