Hoy escribo desde ésta lúgubre habitación del silencio, desde este desierto de concreto, donde fui olvidada.
Hace tres días, o quizás tres meses, o tres minutos, que vi entre las luces de los faroles de la noche, cómo se cerraba esa puerta, y vi partir a la mujer de terciopelo y ojos de abismo, hacia un lugar donde yo no voy, ni siquiera en sus pensamientos.
Recuerdo el último día que me sonrió: ella era niña, yo era adulta. Ella era feliz, y yo existía. Éramos una familia: yo madre, ella hija. Pero entonces creció y yo me fui secando.
Y cada otoño lloré menos y enfermé más. Cada invierno, la cena de Navidad se redujo, a ser tan sólo un bollo con mantequilla, y aderezado con soledad.
Un día, equis de noviembre, ella tomó el auto y condujo. Y fumó y condujo. Y fumó así, durante horas y horas, mientras yo iba de copiloto, mirando el paisaje, como si fuese el primero, como si fuese el último.
Al llegar la noche, paró en medio de la carretera y buscó un lugar para dormir. Y fuimos y entramos, y ella no volteó ni a mirarme. Sólo dijo: iré a fumar afuera... Y desde entonces, asumí que al fumar tanto, ella en humo se convirtió. Y soplaron los vientos de noviembre y se la llevaron.
Cada día, desde entonces, abro la ventana y ella no viene, y la noche llega, pero sola sin ella... A veces pienso que aquí voy a morir, en este cuarto de hostal, donde todos van de paso, menos yo.
Hay una mariposa negra, que a diario me visita. Supongo que le doy pena. Por eso viene. Pero luego pienso que le estorbo, porque ella, al igual que mi hija, también se va.
He llegado a pensar que quizás mi hija me abandonó, pero me rehúso a ello. Nadie abandona a su madre, y menos en un lugar tan muerto como éste...
Yo planeaba ser abandonada en un cementerio, ahí donde la paz vive, donde nadie llora, tres metros abajo de la tierra. Ahí, donde las flores no se secan. Ahí, donde las flores sólo duermen. Tengo 87 años y recuerdo que yo era feliz, pero fui olvidada por error, en el basurero equivocado.
Hija, si lees esto, ya no vengas por mí. Hija si ves esto, yo ya me fui a dormir.
(Desconozco al autor).
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Semipesado
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