Cuando se arriba a los últimos años, en el Cielo hay un jardín. En la tierra una cruz. Y en las manos el Libro.
Cuando arribas a los últimos años, se cree más en Dios, se duerme más, se come menos. Se piensa en nietos y se hace, de vez en cuando, el amor.
Cuando se arriba a los últimos años, se nos olvidan nombres, calles, amigos, amantes, y nos hace llorar el adiós.
Cuando se arriba a los últimos años, nos volvemos achacosos, mal encarados, cursis, sabios, querendones, olvidados y contadores de historias.
Cuando se arriba a los últimos años, reconocemos que una nos trajo, y que la otra nos hizo hombres.
(Poeta Delmer López Moreno).
.
.