El matemático y filósofo del siglo XVI, Moshé Cordovero, decía que “La principal responsabilidad de un ser humano, en esta vida, es saber para qué fue traído a este mundo”.
Y, cuando uno recibe un título, irremediablemente ésta es una pregunta que ronda por ahí en las neuronas y en el pensamiento.
¿Cuál es la razón de ser de este título? Me voy a graduar de diplomado, de bachiller, de licenciado, ¿y ahora qué?
A veces hay una relación, entre el título que uno obtiene, y la razón de ser en este mundo. Otras veces no hay relación alguna, entre lo que estudiamos y lo que queremos ser y hacer en el mundo.
Lo cierto es que la oportunidad es valiosa, para que nos preguntemos por esos motivos existenciales, porque indiscutiblemente, dependiendo de las respuestas, así será ese sentido que le demos, o el sin sentido que eventualmente le demos a nuestra existencia.
Estoy seguro que todos estamos aquí para imprimirle sentido a la vida.
Ojalá que el título y la experiencia por la Universidad, entre los destellos de luz y las penumbras, que pasa uno en la vida universitaria, permitan que predomine la luz para que no perdamos el rumbo, y que hoy sea un paso firme, para seguir avanzando.
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