Se llega el tiempo, en que cada palabra que te dice tu amado o amada, te suena importante.
No la ignoras, no le gritas, y el platicar los problemas, se vuelve agradable.
Se llega el tiempo, en el que en vez de huir de los problemas, los afrontan unidos, como el mejor de los equipos.
Se llega el tiempo, en el que discutir por cuestión económica, por los hijos, por la familia, quedó atrás,
Se llega el tiempo, en el que todo y nada es en partes iguales para los dos.
Se llega el tiempo, en el que lo único que deseas, es despertar al lado de tu amor, ver ese rostro, para ti perfecto, a tu lado.
Se llega el tiempo, en que reír y llorar juntos es lo máximo.
El tiempo, en que se conocen tanto, que aprendes a leerle el rostro, los ojos, el alma, su estado de ánimo.
Le abrazas con tal ternura, regalando dosis de dulzura diaria, regando ese corazón de amor.
Se llega el tiempo, en el que recuerdas el día que prometieron estar en las buenas y en las malas, con una gran sonrisa.
El tiempo, en el que el sexo solo se queda en intentos y qué importa, si su entrega es desde el alma.
El tiempo, en el que conoces realmente el miedo, de un día despertar y no encontrar a ese ser inigualable en tu cama.
(Mar Cortez)
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