Hace algunos años, Lucio había quedado viudo, triste y acongojado. Vivía sumido en una depresión lógica y que afectaba su salud.
Una noche que salía de trabajar, fue a un bar, para tomar unas cervezas y relajarse. Aunque había ido a terapia y tenía el apoyo de familiares, sentía un vacío profundo en su alma.
Al ingerir su cerveza, observó a una mujer que llevaba un sombrero ancho, de color negro y bebía una copa de vino. Afloró una sonrisa perfecta y más lucia, ya que usaba un rojo carmín penetrante, en sus labios. Sacó su dedo índice, la chica en cuestión y lo invito a sentarse con ella. Lucio pensó que era alguna ricachona, en busca de placer y diversión. Al sentarse, vio que en sus muñecas llevaba tatuadas unas calaveras. Lindos tatuajes amiga. Eres una chica atractiva que por tu porte no eres de estos lares.
Me llamo Isis, y tienes razón, no soy de por aquí. Realmente no tengo un lugar específico, viajo mucho, y te llamé, porque al verte encorvado, supuse que traes una pena grande.
Bueno, no soy amigo de que me interroguen, pero sí, hace un par de años mi esposa falleció de una larga enfermedad, así que a veces vengo aquí a disipar mi dolor, tomando unos tragos.
Lamento oír eso, más cuando tu mujer era tu todo y verte deambular es algo que a ella no le gustaba de ti y te cuidaba mucho. Oye, espera, ¿cómo sabes que ella era así? ¿La conocías o eras amiga suya? Bueno, digamos que sí, pero antes de seguir charlando, te invito una copa de vino. Okey, no soy amigo de revolver bebidas pero, está bien, acepto.
Isis pidió una botella de vino rojo y dos copas. El mesero las llevó, destapó él mismo y las sirvió. Lucio miró extrañado el símbolo de una calavera en la etiqueta. ¿Espero no sea veneno? No, es solo una marca, que está impresa en la botella. Tranquilo hombre, estás en buenas manos. Al ingerir el vino, notó un sabor a uva y alcohol, bastante apetecible. Siguieron charlando, pasó una hora y Lucio se sentía extraño.
Creo que amigo se te subió el vino. Ven conmigo y pagaré la cuenta, dijo Isis. Lucio no supo de él, y al medio despertar, vio a la chica manejando, y solo balbuceaba. Más de madrugada, llegaron a un paraje cercano a un lago. Isis se bajó y abrió la puerta de copiloto, sacó a Lucio, ya un poco menos ebrio. ¿Qué lugar es este? Me siento extraño.
Bien, como te dije yo, no tengo lugar fijo. Este lugar, mi querido amigo, se llama "el lago de los muertos", es un lugar que nadie conoce, y aquí está tu esposa difunta. ¿Pero es una broma, o eres una loca que se burla de mí?
Sin decir nada ella se acercó al lago, sacó una de sus manos y sacudió el agua. En un instante, un borbotón surgió, muchos seres se movían y hablaban. Aterrado, Lucio quería huir, cuando en eso una voz surgió del agua. "Lucio amor mío, ven acá, soy yo Yesenia tu mujer".
Sin entender nada, Lucio meció sus cabellos, presa de una locura y lloró sin control. Se acercó y tomó las manos de su amada, mas al intentar sacarla, ella lo detuvo. No puedo salir, pero Isis es una gran amiga. ¿Sabes?, estoy bien. Sé que tú estás muy triste, pero debes seguir tu vida, no anclarte a mí. Solo me ves así, para que no te asustes, mas si observas, hay más seres acá abajo. Al mirar Lucio, se aterró y vio nadar esqueletos y muchos ahí, y pensó que estaba muerto y se iba a lanzar al agua.
Yesenia lo detuvo. Est es un lugar de vida y muerte, por así decirlo, Isis es una emisaria del más allá. Gracias a ella me puedes ver. Cuando me extrañes, aunque te repito, debes hacer tu vida. Te amo y nada me hará más feliz que encuentres una mujer que te ame y sé que la encontrarás. Se besaron y Yesenia se hundió en ese lago mortuorio. En eso, su visión se nubló y perdió el conocimiento. Sintió un jalón y despertó sobresaltado, en el bar.
Vamos hombre. Esto no es hotel. Ya casi amanece. Márchese a su casa, dijo el mesero. ¿Oiga y la chica que venía conmigo? ¿Chica? Sí que estabas ebrio. Te sentaste en la mesa y empezaste a hablar como loco, reías y luego pediste dos copas de vino y luego nada, te quedaste dormido.
Al salir del bar, iba Lucio muy extrañado. En eso sintió un ardor en la muñeca derecha, y al mirar, vio aterrado una calavera tatuada y el nombre de Isis, debajo de ella. Y comprendió que esa mujer o lo que sea, estaría ahí y lo acompañaría, a ese lago de la muerte y poder estar junto a su amada Yesenia, para confortar su soledad y quizás después, buscar una mujer que lo amara de verdad.
(Derechos reservados. Héctor Nila Dorantes).
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