Tuve una amiga con derechos, era pícara, cachonda, muy hot, sabía vestír, sabía que ponerse y como arreglarse.
Ella sabía lo que le gustaba, lo que hacía y lo que me gustaba; lo raro de todo estos es que a ella le gustaba golpearme sin ningun motivo, yo entendía inconscientemente lo que ella quería y deseaba; entrabamos en un tipo de pelea, yo solamente la abofeteaba sin demasiada fuerza, esto a ella la prendía de tal forma que de aquellos golpes... pasabamos a comernos a besos de una manera inimaginable... llena de locura, la cual nos llevaba a entregar con prisa... caricias en los lugares exactos; mientras nos quemabamos, todo aquello lo engrandeciamos con nuestros cuerpos.