Al sur de España, donde el océano acaricia la tierra con dulzura, reposan las Islas Canarias. Allí el clima es un pacto eterno con la armonía: nunca un sol abrasador que hiera, nunca un frío que congele, apenas unas pocas lágrimas de lluvia, tan escasas que parecen susurros del cielo. Un lugar donde el tiempo se olvida de los extremos y la vida se viste de calma perpetua